Yo la encontré por mi destino,
de pie a mitad de la pradera,
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas."
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo
medio dormidas y despiertas.
la hallé a mitad de la pradera,
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.
ella me dijo: "Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera."
y busqué flores de demencia,
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.
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Nena K